Escuchar o leer
Si los taoístas utilizan la palabra «Cultivar», es porque consideran que «Cultivar» es la única forma de evolucionar espiritualmente de manera real y precisa.
Es por eso que «Cultivándonos» nos convertimos en los únicos «jardineros de
nuestra vida», desarrollando la sabiduría y cosechando los frutos verdaderos
de nuestra labor y no solamente los frutos ilusorios del intelecto.
«Cultivarse» es Amarse.
Es dar con el corazón, sin condiciones, sin prejuicios, sin críticas, a
pesar de cualquier circunstancia. Sigue el ejemplo de la Naturaleza, ella
sabe escucharnos y nos acepta tal cual somos, sin proyectar ninguna
emoción densa y sin perturbar el curso natural de la vida.
El Arte de «Cultivar» nuestro jardín interno comienza por la «preparación
del terreno», transformando nuestras viejas costumbres estancadas que nos
impiden evolucionar. Es muy importante tomar la responsabilidad de hacer
todo lo que sea necesario para que el terreno de nuestra existencia sea
fértil y productivo.
Siembra las semillas del Amor, de la Sabiduría, de la Compasión, de la
Generosidad y de todas las cualidades del espíritu que necesitas para
armonizar y equilibrar tu vida. Deja que cada semilla encuentre su sitio y
se instale profundamente para poder crecer. Aprende a integrar esta
sabiduría elevada del corazón en todas las actividades de tu vida
cotidiana.
Desarrollando nuestro estado de consciencia en el momento presente y
practicando la Meditación, damos lugar a un proceso de renovación en el
interior de nosotros mismos, lo cual ayuda a que las semillas sean puras y
potentes.
Aprende a regar, a cuidar, a limpiar, a purificar y a Amar tu jardín
interno. Ocúpate de él como si fuera el jardín más sagrado de la tierra y
del cielo. En cuanto percibas un desequilibrio, transfórmalo en algo
positivo. Dale agua si está seco, límpialo y purifícalo si tiene
parásitos, caliéntalo si tiene frío, dale mucho Amor a cada instante; y
acepta que aún las circunstancias aparentemente difíciles o negativas, son
útiles y necesarias como una forma de abono.
Observa el crecimiento.
Aprecia la fuerza maravillosa de la alquimia interna, de la
simplicidad y profundidad de la vida, de la sabiduría y de los ciclos
naturales.
Recuerda que cosecharás todo lo que has sembrado.
Aprende a ser paciente y tolerante, a vivir el desapego y la
contemplación, al mismo tiempo que la lucidez y la presencia total.
Prepárate para recolectar los frutos. Sé humilde y acepta lo que llega
hacia ti. Sé sincero, toma solamente lo que necesitas. Sé perseverante y
deshazte progresivamente de todo aquello que impide tu desarrollo
espiritual.
Sé feliz y disfruta tu cosecha, aprendiendo a guardar la «justa medida»,
para no caer en un exceso o una carencia. Aprende a organizarte de manera
eficaz, guardando una parte para tu «reserva de energía personal», otra
parte para la vida diaria y otra parte para reciclar y continuar el
proceso evolutivo.
En el TAO nada se detiene. Todo circula constantemente como nuestra
respiración. No pierdas el tiempo dispersándote y rompiendo el ritmo
armonioso, eso sería una falta de respeto hacia la integridad de tu
naturaleza original.
Simplemente, siguiendo el ritmo natural del Tao, encontramos un tiempo
para todo. Así como la tierra descansa durante el invierno, nosotros nos
reposamos durante la noche y nos recargamos de energía durante la
práctica, equilibrando nuestro Qi original.
El arte de cultivar es todo eso, y es también la mejor manera de aprender
a conocerse a sí mismo, descubrir nuestra verdadera naturaleza y quitar
las máscaras de nuestra personalidad artificial y condicionada por el
mundo de la ilusión; dejar aparecer la verdadera luz de nuestro ser
interno sabio e impasible espejo del universo, ya que profundamente
formamos una unidad.
Sin embargo, existe un «secreto» para ser un buen «cultivador», que
consiste en lograr «el silencio interno» (del intelecto), dejándose guiar
por la inteligencia suprema del corazón y sin ninguna intervención del
Ego.
Si el Ego se entromete, imponiendo sus juicios personales, es imposible
«cultivar» la sabiduría y el proceso de nuestra evolución espiritual será
bloqueado, sin poder ir más allá de las barreras puestas por el Ego.
Entonces, mantente vigilante, lúcido, paciente, tolerante, perseverante,
humilde, sincero y lleno de amor. El universo necesita de ustedes,
«cultivadores del espíritu», para poder continuar ofreciéndonos nuestro
templo sagrado interno y externo.
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