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Mitos y verdades sobre los hijos con altas capacidades
- ¿Son todos los niños superdotados, prodigios en matemáticas?
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La especialista en altas capacidades, Olga Carmona, reflexiona en este vídeo
sobre algunos de los mitos y verdades más extendidos sobre estos niños,
jóvenes y adultos.
Niños que fueron bebés diferentes, con una mirada y vocabulario precoz,
capaces de investigar sobre astros y dinosaurios al mismo tiempo que razonan
como adultos, se aburren en clase, se distraen porque su mente vuela con
cada estímulo, sufren porque sienten de forma extrema y buscan pasar
desapercibidos y mimetizarse en la sociedad para no ser señalados.
Estas y otras peculiaridades comparten los niños y jóvenes con altas
capacidades, talentos simples, complejos, superdotados y prodigios. Pero
¿qué sabemos sobre este colectivo minoritario en las escuelas?
"Más allá del estereotipo que la gente cree, que tener altas capacidades es
tener un C.I. determinado, un cociente intelectual determinado y además
sacar muy buenas notas, que se confunde con el rendimiento académico, tener
altas capacidades significa toda una estructura psíquica, emocional, una
manera diferente de procesar la realidad, una manera diferente de sentir y
de pensar", explica la psicóloga Olga Carmona.
Experta en Neuropsicología de la Educación y Atención Psicoeducativa de
Niños con Altas Capacidades y directora del Centro de Psicología CEIBE de
Madrid, Carmona ha dedicado más de 20 años a la investigación y detección
precoz de altas capacidades en jóvenes y adultos, así como a su estímulo y
desarrollo en proyectos como el 'Oveto Virtus' del Instituto Oviedo de
México o el Centro Internacional de Apoyo al Talento y a la Alta Capacidad
'Intalent' en Latinoamérica.
Coautora de los libros 'El genio que llevas dentro' y próximamente 'Manual
práctico para madres, padres e hijos con altas capacidades', esta experta
señala los puntos donde podría mejorar el sistema educativo y la sociedad en
general para desarrollar el potencial de estos jóvenes, sin caer en los
mitos o estereotipos sobre su forma de aprender, pensar o sentir.
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"Cuando hacemos una detección de altas capacidades, lo primero que
explicamos a los padres es que no se trata de una mala noticia; no es un
diagnóstico psicopatológico. No deben tener miedo a las etiquetas. Solo se
trata de profundizar en el perfil del niño para saber qué necesita, para
satisfacer su demanda, tanto a nivel académico, como a nivel afectivo",
concluye la psicóloga.
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